Buscamos otra forma de aprender, otros espacios para el aprendizaje: los huertos. A través del Proyecto Biodiversidad en las Aulas comenzamos la aventura de diseñar, y motivar a los niños a descubrir que existen otras formas de hacer deporte, de cuidarnos, de divertirse. Nuestra experiencia en el diseño de programas de huertos escolares nos ha demostrado que los espacios al aire libre de las escuelas son esenciales para los niños. Con ellas pueden aprender de forma práctica contenidos curriculares, así como fomental la alimentación sana, el consumo responsable, la agricultura ecológica y la sensibilizaciión medioambiental.
El jardín-huerto es un soporte pedagógico que permite múltiples actividades a escala reducida de organización biológica y ecológica donde se pueden descubrir y aprender las estrechas relaciones entre el ser humano y la naturaleza.
Cada jardín huerto es único y refleja los objetivos y motivaciones en los pequeños jardineros. Las plantas son tan eficaces en la obtención de respuestas humanas debido a que su entorno contrasta fuertemente con el mundo social en que nos movemos. El jardín es un lugar seguro, un ambiente benevoente donde todos son bienvenidos.
Las plantas no tienen prejuicios, no amenazan, y no discriminan. Responden a la atención, no a las fortalezas o debilidades de la persona que la haya facilitado. No importa si uno es negro o blanco, ha ido a la guardería o a la universidad, es pobre o rico, sano o enfermo: las plantas prosperan cuando se da atención con cuidado.Así, en un jardín, se puede dar el primer paso hacia la confianza en sí mismo”(Lewis, 1996: 64)
La horticultura cubre una gran variedad de habilidades, con lo que muchas tareas requie ren buena destreza y coordinación, variando la cantidad de esfuerzo, otros son ideales para la práctica de la medición de la cantidad y el volumen, la toma de decisiones, se trabaja en equipo estimulando la conversación, etc. La mayoría de las personas no son conscientes de la naturaleza aeróbica, no competitiva de la jardinería; muchas son las formas de ejercicio de jardinería disponibles, las cuales trabajan desde la motricidad fina hasta capacidades motoras gruesas (Mattson, 1992).
Lo más importante es que “la hor ticultura conduce de forma natural al desarrollo de habilidades para la vida independiente” (Reilly, s.f.).
Constituye un instrumento para la interdisciplinaridad. En este senti do deben considerarse recursos de apoyo al desarrollo de contenidos educativos o curriculares: ciencias naturales (al tratar temas de climatología, edafología, meteorología y botánica), matemáticas (a través de mediciones de la altura de las plantas, marcos de plantación, peso de los productos cosechados, cálculo de porcentajes de semillas sembradas y germinadas, etc.), lengua y literatura (a través del conocimiento de nuevo vocabulario, lectura de obras relacionadas con el campo y los jardines, adivinanzas, refranes y cuentos populares), etc.